CIENCIA Y TECNOLOGIA

Drones para mejorar la agricultura en México y Australia

Ciudad de México l Un grupo de mexicanos jaliscienses desarrolló un dron para que los dueños de cultivos como el maíz mejoren su producción, pues por medio del análisis de imágenes buscan determinar la cantidad de plantas, su altura y vigor.
El ingeniero David Leonardo Castillo Herrera explicó que diseña los sistemas de control de vuelo, manejo de datos y algoritmos de visión por computadora del aparato denominado ‘Agro Drone’, con el apoyo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Guadalajara.
En una entrevista con la Agencia Informativa del Conacyt, Castillo Herrera dijo que a pesar de haber diversas empresas que brindan el servicio de monitoreo con drones, su firma ‘Inbright’ usa un proceso de análisis a través de visión por computadora.
“El dueño tiene en sus parcelas cierto material genético y necesita medir de manera muy precisa la información, porque con base en eso determina que planta es mejor que otra para sembrar la siguiente generación”, comentó el desarrollador.
Dijo que en la actualidad ese proceso se mide a mano, por lo que una persona puede tardar hasta un mes para sacar la información de una hectárea de terreno sembrado.
Explicó que en sólo un día, el ‘Agro Drone’ puede monitorear y entregar la estadística completa de hasta tres hectáreas de terreno, especificando el número de plantas, altura, vigor, distancia y floración, clasificado por parcelas líneas y surcos.
La cámara que usa el dron es de un teléfono celular, cuyas imágenes se integran luego en un mosaico, puntualizó.
“Lo que importa es la aplicación de algoritmos, lo que nos evita gastar recursos en más tecnología en cámaras”, destacó.
A su vez, el investigador adelantó que desarrollan el ‘Fire Drone’, el cual se especializará en la detección de incendios en un área determinada, a través de la utilización de cámaras térmicas.
“Este dron utiliza una cámara térmica con la cual podemos encontrar el incendio y saber la velocidad que lleva, basados en la velocidad del viento”, indicó.
“También podemos monitorear un área de 30 kilómetros cuadrados, detectar fuego a un kilómetro de distancia y determinar el camino que recorrería el fuego de iniciarse un incendio, con base en algoritmos, tomando en cuenta los tonos de la maleza, como amarillos y rojos”, precisó.
Castillo Herrera mencionó que aunque para utilizar ambos equipos se requiere de una capacitación, los drones son autónomos por lo que no necesitan intervención de una persona para su funcionamiento.

Auxiliares tecnológicos en Sídney

Un dron transmite información sobre el estado de los cultivos y sensores controlan a distancia el peso del ganado: Australia apuesta por las tecnologías más avanzadas en sus inmensas explotaciones agroganaderas.
“Las contrariedades empujan a la innovación. Aquí es durísimo ser agricultor: la sequía es una preocupación constante y en Australia todo es gigantesco”, explica David Lamb, jefe de un equipo de investigación sobre agricultura de precisión en la Universidad de Nueva Inglaterra, en el estado australiano de Nueva Gales del Sur (este) “En un país con clima más previsible, quizás no haya tantas necesidades”, confirma Michael Robertson, director del departamento de agricultura de la Organización australiana de Investigación Científica e Industrial (CSIRO).
“Además, necesitamos cada vez más tecnología, porque cada vez hay menos personal en las grandes explotaciones” de miles de hectáreas, prosigue.
Ya a nadie le suena raro oír hablar de ‘Big Data agrícola’ o de ‘agricultura inteligente’. La agricultura de precisión ya existía antes de los años 2000, pero adquirió una nueva dimensión con la irrupción de la interconexión digital de objetos de uso cotidiano, el ‘internet de las cosas’.
Es un sector incipiente, pero en plena efervescencia en Australia, bajo el empuje de la investigación y de la creación de start-up.
Los agricultores muestran con orgullo en las redes sociales las fotos de sus campos sacadas desde los drones.
“Así pueden ubicar a los animales en las grandes propiedades, detectar enfermedades en parcelas de acceso difícil y controlar la irrigación”, explica Michael Robertson.

Satélites pastores

Ros Harvey creó la start-up The Yield (‘el rendimiento’), de apoyo a los criadores de ostras para hacer frente a las restricciones de actividad que se les impone después de periodos de lluvia.
“Cuando llueve, las bacterias de la costa se deslizan hacia el agua y las autoridades ordenan el cierre de los parques de ostricultura, por razones sanitarias. Eso tiene un coste de 34 millones de dólares anuales para el sector”, explica la empresaria.
Pero ahora, los sensores analizan en el acto la calidad del agua, lo cual permite reducir en un 30 % el cierre de los criaderos, asegura Ros Harvey.
El ‘internet de las cosas’ también permite el pastoreo a distancia, realizando economías importantes, explica David Lamb.
Uno de esos dispositivos permite “pesar automáticamente al animal cuando va al abrevadero (…) y encaminarlo hacia el corral que le corresponde según su peso”.
“Pero tenemos un problema: la conexión a internet y a la red de operadores”, en un país donde el sólo el 30 % del territorio tiene cobertura de telefonía móvil. “Y sin conexión, por definición, no hay internet de las cosas”, prosigue.
El gobierno australiano lanzó en 2010 el mayor proyecto de infraestructuras de la historia del país, el National Broadband Network (NBN), que permitirá a la casi totalidad de los habitantes de esta isla-continente de conectarse a la red en 2020. La obra requiere una inversión estimada de 50 mil millones de dólares.
“La conexión a internet en todo el país es esencial para el futuro de la agricultura”, destaca David Lamb. “En Australia hay 135 mil explotaciones agrícolas, y todas deberían poder convertirse en campos inteligentes”, agrega.
Un satélite australiano fue lanzado el miércoles desde la base de Kourou, en la Guayana Francesa, para ofrecer el acceso a la banda ancha a regiones remotas del país.
El satélite fue bautizado con el nombre de ‘Sky Muster’ por una niña que vive en una lejana hacienda del territorio del Norte. ‘Muster’, en Australia, significa juntar al ganado.

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